Lo peor que les puede pasar ya no es la helada y el granizo

03-09-2016 |

La fruticultura, acostumbrada a convivir de crisis en crisis, sabe que esta encrucijada puede ser la última. Un espejo con la producción yerbatera asoma como opción.



“Haría dos cosas. En el congreso presionaría para que haya avance legal para elaborar un contrato que respete el precio y se transparente el negocio de la fruticultura. Y otra, desde el Ejecutivo, destinaría financiamiento para el sector con aportes que la propia actividad genera, a través de un formato de fondo específico”.

Víctor Pardo, presidente de la Cámara de Productores Agrícolas de Río Colorado y vice primero de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén; productor riocoloradense desde los 8 años en actuales 12 hectáreas de Colonia Juliá y Echarren; licenciado en Economía por la UNS y candidato a legislador (en 2015) por el Frente Progresista en su provincia, se puso el traje de ministro de Agroindustria de la Nación por un instante.

“Hay un gobierno que, si bien no hace un año que asumió, no registra muchos avances, acaso porque tenga otras prioridades respecto de las economías regionales. Pero no perdemos las esperanzas. El productor es optimista por naturaleza; trabaja a sabiendas de que en una noche de helada puede perder todo”, sostuvo.

La actividad que agrupa a los productores de manzana, y peras, se visibilizó este viernes 23, cuando una manifestación en la plaza de Mayo permitió saber qué está sucediendo con el kilo de manzana que se vende a 30 o 35 pesos en la propia Buenos Aires, pero que por esa misma cantidad el fruticultor cobra, a duras penas, 3 pesos.

“Nos sorprendimos por la repercusión. No soñábamos ni con el 10% de lo que pasó. Por primera vez se instaló el tema en los medios nacionales. Hemos estado 12 días en la ruta y nunca hubo respuestas”, dijo Pardo.

--¿Hay una salida?

--Vamos con una postura en que queremos obtener un precio por encima del costo, más que decir por dónde ir. Una alternativa es poner un precio base y avanzar sobre lo contractual, para que cada vez que se haga un contrato por la fruta, se lo respete.

“Estamos trabajando con el Instituto de la Pera y la Manzana, que es una adaptación del Instituto de la Yerba Mate  Lo impulsa la senadora nacional (Magdalena) Odarda. Allí se reúnen las partes, se fijan precios y se hacen acuerdos para que nosotros, que somos los únicos que no tenemos precios, porque hasta los empleados saben lo que van a ganar por día, tengamos una certeza. Además, existe un fondo para fomentar la fruticultura.

“Esta adaptación de la yerba marte es la que pretendemos para que lleven adelante el legislativo y el Ejecutivo. Esto nos daría un instrumento valioso, que es la previsibilidad. Y un precio por encima del costo de producción.

--¿Quién determinaría ese costo?

--Existe un observatorio de precios que dice cuánto vale un kilo de fruta. Está formado por el Estado nacional, la Federación de Productores de Fruta, el INTA y la Universidad del Comahue.

“Hay un buen diagnóstico, pero nunca se metió mano para cambiar la realidad. Se necesita voluntad política. En otros países jamás se deja al agricultor a la ley de oferta y demanda, que es el hilo más delgado de la cadena y sobre quien siempre se ajusta el precio.

“Lo malo de nuestro sector es que no existe información de precios, como sí sucede con los cereales, donde hay una bolsa, una pizarra, y se sabe cuánto cotiza cada producto. Acá no sabés a cuánto se vende la fruta que mandás.

--¿Es utópico pensar en un precio de pizarra?

--La soja es soja; es un commoditie. Pero nosotros tenemos manzanas de distintas variedades, con diferentes tiempos de cosecha, y distintas calidades y tamaños. En las primeras reuniones que tuvimos en el ministerio de Agroindustria se habló de esto, pero es muy difícil de implementar.

--Hoy el productor recibe entre 3 y 3,2 pesos por el kilo de manzana y el costo de producción oscila entre los $ 4 y $ 4,5. ¿Cómo seresuelve?

--Reclamamos poder superar ese costo de producción. Pero también transparentar el negocio. Sabemos que en la cadena a todos les va bárbaro. Por eso, vamos a ver cómo son los números, porque a nosotros nos exigen en muchas instancias un blanqueo que, luego, no se produce. En la verdulería no se blanquea; en los mayoristas de mercados sólo el 10%. Y al no haber un blanqueo, no hay números. La manzana se infla de $ 3 a 30, pero no se sabé en qué momento.

--¿A qué actores de la cadena miran por encima del hombro?

--Al mayorista del mercado y al verdulero, quien descarga y le pone un 50% u 80% más como si nada. Hay dos verdulerías por cuadra, venden tres cajones y con eso viven... No parece justo.

--¿La diferencia desde que sale de la chacra hasta la góndola es de casi el 1000%?

--Sí, se habla de eso. Como siempre, los más perjudicados son los eslabones extremos de la cadena: los productores y los consumidores. De eso hablamos con la gente en la plaza de Mayo, cuando fuimos a contarles lo que nos sucede.

--¿La exportación no los puede salvar?

--Nos hemos sentado con los exportadores. Pero de todas las negociaciones, estando el gobierno anterior, ellos trasladaban sus medidas y nunca nos pasaron nada.

--¿Por qué cae la exportación?

--Los exportadores nos dicen algo cierto. Tuvimos un envión terrible hace una década porque el mundo demandaba alimentos, pero con el atraso cambiario se perdieron mercados y no es fácil recuperarlos. No es que, porque ahora nos conviene, entramos y listo. La discontinuidad se paga. Además, Brasil y Rusia han devaluado fuertemente y la demanda de fruta es menor.

--¿Existe una cartelización?

--Sí. Hace 25 años la relación era de 70% en tierra y fruta en manos de pequeños productores y del 30% de las empresas. Hoy es exactamente al revés. Este poder de las empresas influye en el precio, cuando antes era una negociación permanente. Es una clara condición de oligopsonio (competencia imperfecta que aparece en un mercado con un número pequeño de demandantes).

--¿No influyó la modificación del tipo de cambio?

--Se quitaron las retenciones y volvieron los reembolsos por puerto, pero nada de eso repercutió en los productores. La salida del cepo se compensó con la inflación, pero además no existe un mecanismo para que a los productores les lleguen esos cambios, porque el exportador no tiene aprietes ni incentivos para trasladar eso. Para todas las ineficiencias o las buenas o malas voluntades del exportador no existe hay una ley que regule el precio y que esos beneficios bajen al productor primario.

--¿Es significativa la importación de Chile?

--Siempre hubo y siempre la vimos. Ahora dicen que es un 500% más que otros años. Pero no puedo decir que estamos abarrotados de fruta de Chile.

--¿Cómo repercute?

--Es una competencia desleal. Acá no somos caros por ineficientes, sino porque los precios de la mano de obra, de los fertilizantes y de los insecticidas son cada vez más caros. No podemos competir con Chile.

“También está la presión fiscal. De los

 

$ 30 que se ve en góndola a la fruta, $ 3 y pico se los lleva el Estado nada más que en IVA. Y a nosotros nos pagan $ 3,5 o menos, por ese mismo kilo. Después viene Ganancias y demás...

--¿El mercado del jugo continúa en pie?

--Este año habrá una baja, pero el jugo ha servido para limpiar las chacras y evitar la presencia de carpocapsa, por ejemplo. El productor decide entregar el producto a la juguera y así puede, al menos, cambiar la plata.

--¿Cuentan con el apoyo del gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck?

--Si lo comparamos con lo que nos sucedió con anterioridad, podemos decir que este es un gobernador que nos acompaña. Por ejemplo, se ha instalado el ente compensador, que es un seguro con aportes del productor y del gobierno.

“En negociaciones que tuvimos con la Nación, (Weretilneck) siempre nos acompañó y mostró predisposición. De todos modos, la mayoría de las variables que podrían cambiar nuestra realidad son ajenas a él”.

Fuente: Guillermo D. Rueda/La Nueva

 

 

 

 

 

 

 

 

   

Volver

Volver

© Portal Tierra del Fuego 2024 - Todos los derechos reservados - Diseño y Hosting por Digitala