Gente de acá a la vuelta: Patricia Llonch, ingeniera civil y militante ambientalista Ser ecologista en Las Grutas Las Grutas. El modelo de sol y

14-08.2016 |

 

Para quienes consideran como propio todo lo que los rodea, ser ecologista es un valor primordial en sus vidas. Este es el caso de Patricia Llonch, ingeniera civil y miembro de la Fundación Inalafquen, ONG integrada por voluntarios que trabajan por la conservación de la biodiversidad, el uso sustentable de los recursos y una mejor calidad de vida para todos en Las Grutas y zonas aledañas.

P-¿Qué alertas ambientales se registran hoy en Las Grutas?

R-Aquí se sufren amenazas numerosas, diversas y muy serias, relacionadas directa o indirectamente con la enorme presión inmobiliaria que se ejerce sobre el territorio. Parte del suelo costero es escenario de loteos irregulares que se han desarrollado sin control en los últimos años. Pero a esa situación, de por sí suficientemente grave, se le sumó en 2015 un código urbano municipal que se contrapone a las normas de protección ambiental. Básicamente habilita urbanizaciones, incluso en sectores que el Plan de Manejo del Área Natural Protegida Bahía de San Antonio define como no urbanizables o de urbanización restringida.

Las urbanizaciones en la costa implican efluentes cloacales que llegan a la playa y al mar, generación de residuos sólidos y aparición de basurales clandestinos, movimiento de suelos para la construcción de bajadas, apertura de caminos y nivelación de lotes; remoción de especies vegetales, afectación de médanos costeros por extracción de arena para la construcción, disturbios a la fauna, aumento del riesgo de desaparición de especies en peligro y deterioro del paisaje.

Más temprano que tarde, como consecuencia de loteos irregulares que no se controlan o de loteos habilitados en contra de las normas ambientales, estas urbanizaciones arrasarán el ambiente y el patrimonio natural a partir del cual deberíamos construir una actividad turística sustentable, generadora de puestos de trabajo estable y recursos económicos para la comunidad.

P-¿Por qué se llega a esta situación de alerta y desastre?

R-Por políticas cortoplacistas, fuertes intereses económicos, escasísima sensibilidad ambiental y falta de conciencia respecto del valor de nuestro patrimonio natural. Tenemos una riqueza exquisita y singular, pero lejos de ponerla en valor, la arrasamos con topadoras, motoniveladoras y vehículos 4x4. Degradamos el ambiente y con él, el destino turístico; boicoteamos nuestras propias posibilidades de supervivencia en un mundo cada vez más difícil. Podríamos hablar de responsabilidades compartidas pero la verdad es que cada cuatro años elegimos autoridades; y que con el poder delegado por los ciudadanos en sus representantes, se transfieren también las responsabilidades. Entre otras, la de poner límite a las apetencias individuales cuando afectan el interés colectivo.

P-¿Qué relación se puede establecer entre naturaleza, medioambiente y turismo?

R-Las Grutas está fuertemente instalada como un destino de sol y playa, modelo que seguramente funciona en el Caribe o en la costa de Buenos Aires, pero ciertamente no en la Patagonia. Tenemos una actividad marcadamente estacional, por lo tanto sólo ofrece trabajo circunstancial. La mayor parte de los comerciantes y de las personas que trabajan en la temporada no son residentes, de modo que sólo una reducida porción de los ingresos generados por la actividad entran al circuito económico local. Pero los costos de la infraestructura y los servicios de una planta urbana con grandes sectores desocupados la mayor parte del año son altísimos y representan un uso bastante poco racional de los recursos económicos. Mientras tanto, la masiva afluencia de personas que se concentran en una playa de capacidad limitada y gran fragilidad ambiental, ocasiona un fuerte impacto negativo sobre el patrimonio natural. Es un ejemplo de desarrollo no sostenible. Desde Inalafquen insistimos en la necesidad de cambiar el modelo. Sostenemos que la distintiva riqueza ambiental de la bahía de San Antonio debe ser entendida como un recurso turístico a poner en valor en el marco del turismo sustentable. Las singularidades de nuestro patrimonio natural pueden consolidar al área como destino patagónico de turismo de naturaleza, y sabemos que impulsar ese tipo de turismo permitiría estimular la diversificación de la oferta, sostener la actividad turística a lo largo de todo el año, generar puestos de trabajo estables, sostener en el tiempo el ingreso de las divisas generadas por el turismo, estimular, en síntesis, el desarrollo local, al tiempo de garantizar la conservación del patrimonio natural. Pretender desarrollar la actividad turística a costa del patrimonio natural es escribir la crónica de una muerte anunciada.

P-¿Qué significa ser ecologista?

R-Una actitud ecologista es la que resulta de entender que formamos parte de un todo de cuya integridad dependemos. Que es tiempo de abandonar la estúpida omnipotencia del que cree que todo lo domina y sustituirla por el respeto y la humildad de quien sabe que su destino está atado al de todo lo que lo rodea... porque cuando se afecta el ambiente en el que vivimos, pagamos las consecuencias, indefectiblemente.

Patricia estudió ingeniería en Rosario en los ‘70. En aquellos tiempos las cuestiones ambientales no estaban todavía muy difundidas, pero como investigadora tuvo el privilegio de ser dirigida por profesionales expertos y con conciencia de las implicancias ambientales de las obras de ingeniería. “Más tarde nos mudamos a San Antonio, hace ya 28 años. La calidad de vida que podíamos darle a nuestras hijas fueron determinantes para hacer de éste nuestro lugar en el mundo. Pero en 1995 se informó que YPF planeaba construir un oleoducto hasta Las Grutas instalando una monoboya para la carga de petróleo en buques de gran porte. Este hecho fue el que despertó la conciencia ambiental de muchos vecinos. Se formó la comisión ‘No al oleoducto’, en la que participé activamente. La comisión fue el antecedente de la Fundación Inalafquen”, dice. “Mi condición de ingeniera y mi militancia ambiental están relacionadas en tanto son expresiones de quien soy. Me alegra tener conocimientos que puedo aportar a favor de las luchas comunitarias por una mejor calidad de vida. Fueron esos conocimientos los que me permitieron analizar los documentos técnicos para la obra de remediación por el plomo en San Antonio Oeste o actuar como veedora en la obra representando los intereses de los vecinos en la Multisectorial. Los conocimientos técnicos ayudan mucho. Pero lo más valioso que uno puede aportar no son conocimientos sino compromiso. Compromiso con el otro, con el que está ahora y con el que vendrá después. De eso se trata esta historia”.

 

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