CORONAVIRUS. Tierra del Fuego sufrirá especialmente este fenómeno, en particular las plantas de ensamblaje

16 DE FEBR |

 Una amenaza real: ¿cómo afectará el coronavirus a la economía argentina?

El consumo se desvanece; los supermercados están desbastecidos y las tiendas, vacías; el transporte público no circula; las fábricas que no están paralizadas reorientaron su producción para hacer barbijos y otros insumos críticos para la lucha contra el virus; los puertos anularon sus movimientos; las aerolíneas internacionales suspendieron sus vuelos incluso hasta abril.
 
No todas las ciudades de China enfrentan semejantes condiciones, pero las "restricciones de guerra" por el coronavirus afectan a no menos de 60 millones de personas y ese escenario propio del cine catástrofe se irradia al resto del país. Tanto que sus inversiones, sus industrias, su comercio interno y externo se detienen progresivamente ante el avance de la epidemia y de las medidas de cuarentena impuestas por el gobierno de Xi Jinping.
 
Tironeado por la necesidad de detener el virus sin dañar una economía que ya se desaceleraba antes de la irrupción de la enfermedad, el régimen busca mantener el optimismo.
Pero hasta sus propios funcionarios advierten que el impacto económico del coronavirus sobre China puede ser incluso peor que el de la guerra comercial con Estados Unidos y que el crecimiento podría llegar este año a 5,3%, el más bajo en 40 años. Y ese efecto se siente ya en el resto del mundo, de hecho mucho más que la propia amenaza sanitaria de la epidemia. Y la Argentina está entre los países que más podrían sufrir las consecuencias de una economía en peligro si el virus no es detenido en las próximas semanas.
 
Pese a los más de mil muertos y a las decenas de miles de contagiados en China, en el resto del mundo se registraron 450 casos a lo largo de 24 países. Por ahora el contagio internacional parece contenido; no así la amenaza económica global.
 
Esta semana, el titular de la Reserva Federal, Jerome Powell, advirtió que la economía norteamericana está encaminada pero que se debe monitorear con atención el avance del coronavirus porque tienen la capacidad de ser el gran disruptor de la economía global.
También en la Unión Europea sonó todas las alarmas sobre las consecuencias del brote en su lenta economía. Canadá se mostró igualmente preocupada y advirtió que su PBI puede reducirse en un 0,34% en este semestre por la epidemia. Para todos ellos, China es uno de los principales socios comerciales, uno de los mayores inversores, una etapa fundamental en la cadena global de suministros y la fuente de millones de turistas con ansias de conocer y gastar en Occidente.
 
Si tres de los mayores mercados del mundo se preparan para el impacto pese a estar fuertes y tener capacidad de resistir, una economía debilitada como la argentina puede sufrir en varios frentes con el coronavirus y hasta hundirse más.
 
" Si [los problemas económicos de China] duran tres o cuatro meses, el impacto será leve. Si se extiende más, la economía argentina tendrá dos problemas, el de la demanda y el de los precios, ya que China es uno de los grandes formadores de precios. Si la Argentina quiere dinamizar la economía para salir de la recesión, va a ser un problema", dice Marcelo Elizondo, consultor en economía y negocios internacionales.
 
Más allá de la duración de la crisis del coronavirus, la epidemia podría afectar la economía argentina en, al menos, tres maneras.
 
1) El comercio con China: para la Argentina el gigante asiático es uno de los tres mayores socios comerciales del país, junto con Brasil y Estados Unidos. China es el tercer destino de nuestras exportaciones y el segundo origen de las importaciones. En 2018 el volumen comercial fue de 16.000 millones de dólares, con déficit para la Argentina.
 
La actual parálisis de la economía china tiente una doble vía de impacto sobre el país, según Elizondo. Por un lado en lo que se le vende, particularmente carne, aceites, frutas, que cae en función del pronunciado derrumbe del consumo masivo de los chinos por la cuarentena y el miedo. Por otro lado en lo que el país importa, sobre todo componentes electrónicos.
 
La producción también se detuvo. Las fábricas dejaron de operar para evitar el contagio y las líneas logísticas -transporte y puertos- se paralizaron por lo que las importaciones serán afectadas y tal vez con fuerza. "Tierra del Fuego sufrirá especialmente este fenómeno, en particular las plantas de ensamblaje", advierte Elizondo.
 
2) La formación de precios: el 70% de las exportaciones argentinas a China están relacionadas con la soja y sus derivados. El gigante asiático es el mayor mercado mundial para la oleaginosa y, como tal, el país que más capacidad tiene de decidir el precio de ese commodity, pilar esencial de la economía argentina y de su esperanza de recuperación. Desde la irrupción del brote hasta hoy, el precio de la soja subió y bajó al ritmo del control o del caos que viven los chinos con el coronavirus. Mientras la epidemia no sea contenida, la incertidumbre aplacará la demanda -que venía en alza- y el precio, un golpe directo a la Argentina.
3) El efecto en otros países: en caso de una caída masiva de la demanda de soja, el país tiene -según Elizondo- la capacidad de buscar ágilmente nuevos mercados, "Irán o India, por ejemplo".
 
Pero sobre esas economías también pende la amenaza del coronavirus: Irán, por ejemplo, está cada vez más asfixiado por las sanciones impuestas por Washington y China le proveía, con la compra de cientos de miles de barriles de petróleo, un enorme respiro económico. Pero eso comienza a desaparecer; los envíos de petróleo caen a medida que crece la parálisis en el transporte y la producción en China. Poco podrá entonces comprar Irán de la soja que la Argentina (ni Brasil ni Estados Unidos, los otros grandes productores) no logra vender a Irán. La sobreoferta también amenazará, entonces, los precios del commodity.
 
El impacto de la crisis económica por el coronavirus también llegará a la Argentina a través de Brasil. El mayor socio del país tiene un vínculo comercial nutrido con China, a quien le vendió bienes y servicios por 77.000 millones de dólares en 2018 (el 25% de sus exportaciones). La nación vecina está más expuesta a China y podría sufrir entonces de manera más aguda las secuelas del coronavirus, lo que no hará más que profundizar el efecto directo que ya de por sí tendrá la epidemia sobre la Argentina. Brasil no es el único mercado que podría achicarse si persiste la epidemia en China más allá de abril, fecha límite que prevén las autoridades comunistas.
 
Lo mismo sucederá, aunque en menor medida, con Chile, el cuarto destino de las exportaciones argentina, y con otros socios comerciales importantes de la Argentina, como Vietnam.
 
Por: Inés Capdevila Diario La Nación
 

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